Nuestro último proyecto este trimestre fue crear entre todos un flashmob divertido, para lo que se nos ocurrió hacerlo sobre dos gordos que, tras ver en el telediario una noticia sobre la obesidad canaria, deciden que es hora de hacer adelgazar y se apuntan a una clase de spinning. Sin embargo, tanto ejercicio da hambre, así que para recuperar fuerzas nos vamos a comer al McLaPalmita. Los gordos, tan flojillos de voluntad, acaban cayendo en la tentación, y de tanto comer, les entra una sed de muerte, literalmente.
Los papeles nos los repartimos de la siguiente manera: Jorge y yo, sin sentido del ridículo, fuimos los gordos; Diego e Isa fueron los presentadores del líder en audiencia El Telediario de Cuarto; y el resto hacía de multitud, con Adán introduciendo las escenas. Edu, biempleado por crisis, desde megafonía dirigió la clase de spinning y anotó los pedidos, con el humor que le caracteriza. Kalu fue quien conectaba unas escenas con otras siendo una magnífica narradora, por mucho que ella diga que no lo fuera.
Aparte de mi trabajo como actor, fui editor del montaje. Mis compañeros se ofrecieron dispuestos a ayudarme en cualquier duda y buscaron ahorrarme todo el trabajo que fuera posible, ya que por el tiempo no quedaba más remedio que hacerlo yo solo en mi casa. Utilicé el Sony Vegas, muchísimo más versátil y práctico que el Movie Maker.
El trabajo se desarrolló bien, aunque tuvimos que hacer cara a una serie de problemas que supimos solucionar. En mi opinión, el resultado fue inmejorable, y encima nos lo pasamos genial haciéndolo.
Los papeles nos los repartimos de la siguiente manera: Jorge y yo, sin sentido del ridículo, fuimos los gordos; Diego e Isa fueron los presentadores del líder en audiencia El Telediario de Cuarto; y el resto hacía de multitud, con Adán introduciendo las escenas. Edu, biempleado por crisis, desde megafonía dirigió la clase de spinning y anotó los pedidos, con el humor que le caracteriza. Kalu fue quien conectaba unas escenas con otras siendo una magnífica narradora, por mucho que ella diga que no lo fuera.
Aparte de mi trabajo como actor, fui editor del montaje. Mis compañeros se ofrecieron dispuestos a ayudarme en cualquier duda y buscaron ahorrarme todo el trabajo que fuera posible, ya que por el tiempo no quedaba más remedio que hacerlo yo solo en mi casa. Utilicé el Sony Vegas, muchísimo más versátil y práctico que el Movie Maker.
El trabajo se desarrolló bien, aunque tuvimos que hacer cara a una serie de problemas que supimos solucionar. En mi opinión, el resultado fue inmejorable, y encima nos lo pasamos genial haciéndolo.